Se ha materializado una nueva naturaleza urbana: la plaza cívica, un lugar de encuentro. Los edificios se funden en el suelo que los recoge, estableciendo entre ellos, intencionadas e inmutables relaciones de posición. Hemos intentando crear una arquitectura de suelos solapados, gruesos, densos, territorios que se funden unos con otros, creando nuevos horizontes como encuentros entre cielo y suelo. La nueva plaza es un lienzo donde se marcan los volúmenes existentes y nuevos, y se destacan los pequeños pliegues y líneas grabadas en bajo relieve, los intersticios, y en la cual el fondo deviene tan importante como las figuras. Matices entre sombra y luz. Los contrastes, los claroscuros en las superficies, las profundidades, la masa y el vacío. Un prisma de cerámico, traslúcido, semitransparente, cambiante, adecuado al clima, flota sobre la plaza y nos habla de ligereza y densidad. Un edificio de geometría pura, de plantas diáfanas flexibles. Un conjunto arquitectónico armónico que reconstruye un nuevo orden urbano entre el Centro Cultural García Lorca, el edificio actual de la Tenencia y la nueva planta, para lograr la mayor integración entre ellos…