Por encima de cualquier interpretación arquitectónica más o menos académica, La Salve siempre ha sido la casa más hermosa de un pueblo. Se proyectó en el año 1950 vinculada a una pequeña explotación agropecuaria de carácter familiar, en el interior de una finca de algo más de tres hectáreas inmediata al casco urbano de Torrijos, cuyos límites albergan además otros edificios organizados todos a su entorno. Pese a nacer como una casa de campo, nunca dejó de tener un marcado carácter urbano tanto por su ubicación a la salida del pueblo, junto a la vía del
ferrocarril, la carretera, y el primer ensanche de la trama urbana, como por la actividad principal de sus moradores, funcionarios y empresarios para los que la agricultura y la ganadería suponían un complemento de su actividad. La actuación inicial ha sufrido diversas modificaciones desde entonces. Primero se amplió la vivienda para dotarla de más habitaciones, posteriormente se ampliaron los edificios específicos de la explotación, y finalmente, como consecuencia de la desaparición del sector primario en favor de las presiones urbanísticas locales, de las que tampoco éste pueblo se ha escapado, se desarrolló la zona de cultivo para transformarla en una urbanización de uso residencial…