Dentro de la depresión central catalana, en la comarca de Osona, el emplazamiento del proyecto forma parte de un paisaje que, situado al límite del llano, tiene la presencia constante de los bosques de pinos y encinas del norte y nordeste y que, durante muchos días de invierno se levantan sobre la temprana niebla rasante del lugar. El compacto casco urbano de Sant Julià de Vilatorta, que data del siglo XV, se ha ido extendiendo a lo largo del tiempo por edificaciones unifamiliares que han ido ganando terreno a los campos. El proyecto del nuevo centro escolar pretende dotar, junto con el espacio verde con el que comparte manzana, de un pequeño núcleo de atracción urbana, en un barrio poco articulado y periférico. La parcela, de 4.516 m2 de superficie y forma trapezoidal, limita con tres calles y, en la parte sur con el murete de piedra ondulado del parque municipal. La característica horizontalidad del lugar señaló el punto de partida del proyecto, de forma que éste se organiza en un edificio longitudinal según un eje sureste-noroeste, situado en la franja superior del solar y que se va plegando y acomodando para generar sus propios espacios libres, pistas deportivas y accesos diferenciados; buscando el mejor soleamiento. La intervención plantea un edificio muy desarrollado en el solar, intentando conseguir el máximo de fachada, creando una geometría propia que se eleva sobre la llanura de Vic y se abre al espacio verde con la voluntad de apropiarse de él…