En el nuevo y abierto ensanche de Fuenlabrada, periferia de la periferia, se propone una vivienda heredera de lo rural, previa a lo urbano, deudora de la apacible relación con el entorno que se ha perdido en la ciudad. En un paisaje afable, despejado y verde, la vivienda se constituye alrededor de una terraza concebida como patio. Antes de traspasar el umbral se accede visualmente a ese espacio exterior luminoso.
El edificio se proyecta en una parcela donde el planeamiento prevé un elemento singular, la primera de una serie de pequeñas torres que jalonarán la vía principal que bordea este nuevo núcleo de población, ensanche de Fuenlabrada. El edificio se estructura así como doble expresión, del programa residencial, e ineludiblemente, de la morfología urbana…