En un entorno urbano muy denso, entre edificaciones sin interés arquitectónico, el proyecto, sin oportunidad de miradas interesantes hacia el exterior, se plantea como un pequeño cofre que guarda en su interior un espacio inundado por la luz. El programa facilita esta decisión ya que las áreas de consultas médicas matizan su relación con el exterior quedando protegidas mediante densas lamas, organizándose las circulaciones y zonas de espera en torno al espacio vaciado en su interior. Este espacio se hunde hasta la planta sótano para cualificar igualmente las áreas ahí dispuestas. Este ejercicio pretende ser fiel a los postulados de la modernidad y entiende el rigor como fuente de fecunda libertad creativa. Siguiendo los ecos de las palabras de Mies: “Satisfacer la ley para alcanzar la libertad”. La economía de medios y la huida de gestos superfluos e ineficaces son características que amparan la propuesta. Así se pretende emular a aquellas arquitecturas modernas que basaron su interés en la consistencia del objeto entendida como suma de relaciones entre las partes derivadas, a su vez, de la ordenación del programa…