Detalles constructivos: la teja cerámica
La teja cerámica no es un invento reciente. No puede aparecer en la sección de novedades de ningún fabricante de materiales de construcción. Quizá hay poco que proponer para este sistema constructivo porque lo que hay funciona muy bien. Los esfuerzos para conseguir definir un plano de piezas pequeñas, con los solapes adecuados en sus juntas para que se permita el movimiento, sin afectar a su capacidad impermeabilizante, fueron mejorándose de una cultura cerámica a otra. Alrededor del mundo, y desde el año 2000 antes de Cristo. Para los pueblos orientales, el solape excesivo no era problema; las tejas muy pequeñas se fabrican rápido y se colocan sin mortero.
El problema del machihembrado es apasionante. ¿Cómo lograr una pieza que tenga juntas «inteligentes» por cada uno de sus lados? Puestos a pensar en el problema geométrico, los fabricantes de madera laminada para suelos o paneles de aislamiento lo tienen fácil.

Pero ¿y sí además el material debe garantizar una cierta estanqueidad y desalojar el agua en una dirección adecuada? Pues hay que esperar (no mucho, unos 1500 años) a que los romanos nos enseñen la manera. Tan elegante y sencilla que solo se ha podido automatizar y perfeccionar durante otros 2000 años, pero en esencia sigue siendo la misma solución al problema.
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