La vivienda se ubica en una pequeña ínsula lotizada en parcelas de escasas dimensiones. Al igual que otras ordenaciones próximas, que a modo de archipiélago multiforme y fragmentado conforma los lindes de Pamplona con los campos y pueblos periféricos, no dispone de especiales señas de identidad, salvo las derivadas de su propia dislocada agrupación urbana. La geometría de la parcela es irregular –semejante a un cuarto de circunferencia-. La curva es fruto de una acentuada tangencia entre una acera y una rotonda de nueva construcción generada para servir a un tráfico intenso. Dicha orientación corresponde con el Sur. Uno de los lados corresponde con una calle interior que permite el acceso y el otro lado recto supone la linde con el vecino. La escasa superficie, la difícil geometría y un entorno contradictorio, conforman el perfil que define el lugar. La parcela se ve envuelta por una presencia convulsa de edificaciones de todo tipo de tamaños, usos y circulaciones, donde conviven simultáneamente la calma extrema con el mayor flujo circulatorio de la ciudad –rotonda y nueva gasolinera, la presencia de un edificio de gran escala –Policía Foral – y las viviendas unifamiliares vecinas, conforman este entorno confuso y complejo fruto de la lucha territorial en los confines de la ciudad. Ante esa compleja amalgama de edificaciones, ordenaciones y circulaciones, el proyecto opta por encerrarse, y mirar hacia el sur…