La edificación en ladera, a menudo produce incómodos espacios residuales entre edificios poco apropiados para un entorno con personas mayores. El proyecto pretende configurar con el nuevo edificio dos espacios exteriores que, por su situación, su escala, su proporción y su condición horizontal hacen casi olvidar las dificultades que genera la ladera haciendo agradable y cómoda la relación del edificio con su entorno inmediato. En la zona norte se crea, en primer lugar, una plaza de acceso de dimensión suficiente para que un autocar pueda acceder y maniobrar, así como para aparcar algunos coches. Este espacio no solamente resuelve el acceso rodado al edificio sino que dignifica la entrada en un cuerpo central que conecta los dos edificios con un amplio recibidor para visitas. El segundo espacio exterior que genera el edificio, y sin duda el que más se disfruta desde el interior es un patio ajardinado de planta cuadrada que, a modo de claustro, organiza a su alrededor los usos de planta baja y una buena parte de las habitaciones. Se crea con él un espacio de ocio y de paseo al aire libre, que por su condición introvertida hace sentirse protegidos a los residentes y permite con poco esfuerzo del personal de la residencia crear condiciones de seguridad óptimas…