Todo proyecto se vincula a un lugar, incluso aquellos que son desmontables y transportables cuando se construyen se adaptan a él por su posición, dirección u orientación. Al montar una tienda de campaña no solemos hacerlo de forma aleatoria, sino que decidimos en que punto exacto nos situamos o hacia donde orientamos la puerta, según la singularidad del lugar donde nos encontremos, por lo que cada situación será única. Por ello, las condiciones de nuestro entorno son siempre determinantes a la hora de proyectar, acompañando a otro elemento no menos importante en un proyecto arquitectónico como es la necesidad, entendiendo por esta el requerimiento de un uso por parte de un determinado número de personas. En este caso concreto el edificio surge de la demanda de un mayor número de aseos y duchas para los usuarios del puerto deportivo de Chipiona, cuya utilización había crecido de forma notable tras la ampliación que se realizó de la dársena para aumentar los puntos de atraque, y que convirtió en insuficientes los que existían hasta ese momento.